domingo, 30 de septiembre de 2012

RESPUESTAS PSICOLÓGICAS DE LA VÍCTIMA DE UNA VIOLACIÓN.



 

Diversos investigadores han estudiado las reacciones psicológicas de las mujeres después de haber sido violadas. Estas investigaciones ponen de manifiesto que la violación constituye un momento crítico para la mujer y que los efectos sobre su adaptación pueden persistir durante un año o más. La expresión síndrome del trauma de la violación se ha utilizado para aludir a los cambios emocionales y físicos que sufre una mujer después de una violación o de una tentativa de violación.
Las reacciones emocionales inmediatas a una violación (la fase aguda) suelen ser graves. Las investigaciones han descubierto que, un mes después de producida, las víctimas están significativamente más deprimidas que las mujeres de un grupo control. Asimismo, las víctimas se muestran también aterrorizadas y muy ansiosas.
Algunas de ellas se culpan a sí mismas. La mujer puede pasarse horas atormentándose sobre lo que hizo para provocar la violación o lo que hubiera debido hacer para impedirla: "si no hubiera llevado ese jersey tan ajustado..."; "si no hubiese llevado la falda corta..."; "si no hubiese sido tan imbécil como para ir por esa calle oscura..."; "si no hubiera sido tan estúpida como para confiar en ese chico..." Todas estas expresiones son ejemplos de la tendencia, presente tanto entre las víctimas como en otras personas, de culpar a la victima

Es posible que la mujer presente lesiones físicas a consecuencia de la violación, como cortes y magulladuras. Las mujeres obligadas a practicar sexo oral pueden padecer irritaciones o lesiones en la garganta, y las obligadas al coito anal presentan lesiones sangrantes y se quejan de dolores en la zona rectal.

Tras la fase inmediata, aguda, tiene lugar una fase de reorganización a largo plazo, durante la cual la mujer se esfuerza por superar el trauma y volver a llevar una vida normal, aunque aún experimenta graves consecuencias psicológicas. A los cuatro meses de la violación, la generalidad de las víctimas no está significativamente más deprimida que las mujeres de un grupo de control. No obstante, transcurrido un año desde la violación, el miedo y la ansiedad permanecen aún en niveles elevados. Los problemas de adaptación en el trabajo todavía están presentes a los ocho meses después de la violación. Y los relativos a las funciones sexuales pueden persistir durante un año o más. Cinco meses después de haber sido violada, una mujer manifestaba: "hay veces que me pongo histérica con mi compañero sentimental. No quiero que se me acerque; estoy aterrorizada".

Por otra parte, no todas las víctimas de violaciones quedan gravemente traumatizadas. Por ejemplo, en un estudio, el 26% no manifestaba síntomas depresivos dos semanas después de la violación.
Los investigadores han tratado de identificar los factores que determinan la aparición de las reacciones más graves. En contra de lo que podría suponerse, la magnitud del trauma provocado por la violación (p. ej., la gravedad de las lesiones físicas) no parece relacionarse con los síntomas psicológicos posteriores. Si la mujer tiene una historia de depresión y ansiedad, es más probable que experimente estos síntomas tras la violación. Asimismo, es importante el soporte social que proporcionen familiares y amigos; es más probable que las mujeres que reciben poco apoyo tengan problemas depresivos a largo plazo.

Los investigadores han descubierto también una reacción silenciosa a la violación, en cuyo caso, la mujer violada no sólo no denuncia el hecho a la policía, sino que no lo comenta con nadie. Por supuesto, ella experimenta los mismos problemas de adaptación que el resto de las víctimas de violaciones, pero no encuentra forma de expresar o manifestar sus sentimientos. Los asesores y los psicoterapeutas deben tener en cuenta este síndrome. Por ejemplo, una mujer puede llegar a la consulta quejándose de problemas muy diferentes (quizá, de su incapacidad para tener orgasmos o de ansiedad y depresión), cuando el verdadero problema es que ha sido violada pero es incapaz de hablar de ello.

Si una mujer denuncia la violación y decide presentar cargos, la investigación policíaca y el juicio mismo pueden suponerle nuevas crisis. Tiene que recordar con todo detalle la experiencia traumática. La policía y los tribunales tienen toda una historia de trato insensible e, incluso, abusivo de las víctimas de violaciones. Es posible que no se muestren muy simpáticos con la mujer y los policías pueden adoptar una actitud cínica, sugiriendo que ella aceptó tener relaciones sexuales, aunque después cambió de idea. Las actitudes de los policías no pueden sorprendernos demasiado, habida cuenta de que se han educado en una cultura en la que abundan los estereotipos sobre las mujeres, incluido el que sostiene que la violación sólo es una situación en la que la mujer cambia de idea. Sin duda, no puede acusarse a todos los oficiales de policía de ser tan cínicos, pero son demasiadas las víctimas que aluden a un trato así:

“Por último, manifestaron que creían que estaba mintiendo. Dijeron que, probablemente, yo había estado manteniendo relaciones sexuales con mi compañero y quizá tenía miedo de haberme quedado embarazada. También imaginaron que mi compañero me había abandonado por eso. Querían saber si alguna vez me había pedido que me acostara con sus amigos”.

O de éste:

“Fui a la comisaría y dije: "quiero denunciar una violación". Me dijeron: "¿a quién?", y dije: "a mí". El poli me miró y dijo: "¡je!, ¿quién iba a querer violarte?"

Aparte de estos informes anecdóticos, disponemos de pruebas científicas más sólidas de las actitudes negativas de oficiales de policía en diferentes estudios.

El abogado defensor, procurando salvaguardar al violador, puede tratar de hacer que la víctima parezca, en realidad, la delincuente (que ella lo sedujo, decidiendo después hablar de violación; que es una mujerzuela, por lo que no puede hablarse de violación, y cosas por el estilo). Pueden preguntarle por sus experiencias sexuales anteriores, con la idea de que, si ha tenido relaciones sexuales prematrimoniales o extramatrimoniales, la acusen de promiscua, sin que pueda aducirse violación. Como lo manifestaba una mujer:

“Sacaron a relucir toda mi vida pasada, haciéndome pasar por todas estas acusaciones, mientras el violador estaba sentado, callado, rodeado por sus abogados. Por supuesto, la ley le da ese derecho, pero parecía que era yo la juzgada”.

Varios países han aprobado nuevas leyes procesales que no permiten que la experiencia sexual previa de la mujer (salvo con el presunto violador) se utilice en un juicio por violación.

Durante el final del siglo pasado, debido en parte, quizá, a varios excelentes programas de televisión que mostraban las situaciones desagradables que pasaba la mujer que había sido violada, muchos departamentos de policía han intentado modificar el trato que reciben las víctimas de violaciones. Algunos cuentan con "brigadas antiviolación", formadas por oficiales femeninos que toman declaración a la mujer e investigan el caso; esto evita la vergüenza de describir el incidente a un hombre.



(1) Sin embargo, en realidad, en el 71 % de los casos, el violador planeó la violación con anterioridad; por tanto, cuesta creer que la víctima tenga la culpa.

Manual Adicciones

viernes, 28 de septiembre de 2012

La Filosofía Gestalt y la muerte



Publicado por admin en Universidad Gestalt
Por:  Dr. Carlos Ricardo Esteve Gutiérrez
Publicado el 12/04/10 a 19:23:40 GMT-06:00

La muerte corresponde al estado de la no vida, más no al de la no existencia. Algo muerto necesariamente ha estado vivo en algún momento. Entonces aquello que ha dejado de existir no necesariamente implicó una vida. Una piedra, por ejemplo, no puede morir, por que nunca ha estado viva, sin embargo, es posible que deje de existir mutando su composición hacia otra forma, después de todo la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma.

Al organismo vivo le interesa la vida más que ninguna otra cosa, de hecho parecería que todo lo que hace y deja de hacer tiene estrecha relación a conservar su condición de vivo. En cualquier organismo existe un conjunto de fenómenos que se emplean cotidianamente para conservar esta condición: el hambre, el dolor, el miedo y todos trabajan para conservar la homeostasis. La muerte sería entonces la incapacidad orgánica para mantener el equilibrio. Y es que toda la vida de un organismo consiste en el surgimiento de una necesidad y una acción para lograr nuevamente el equilibrio.

Pero parece ser que para el ser humano, la relación vida y muerte trasciende los límites de cualquier organismo, es decir, para el ser humano conservar la vida no tiene sentido por sí misma, sino por lo que ésta le representa. La homeostasis supera el nivel orgánico y se centra en el plano de lo psicológico, lo cual a su vez implica creencias, sentimientos y emociones. Sabemos por experiencia que el ser humano es un ser finito, y que todo lo que nace debe morir, no obstante, para el ser humano parecería que este paso natural está cargado de juicios, prejuicios, de valores entre otros, y evidentemente todo esto posee una importante carga afectiva. La vida implica expectativas, y la mayoría de los seres humanos no conciben a la muerte como el final de sus días, sino como una mutación a otro tipo de vida, es decir, existe la expectativa de no morir realmente, algunos ejemplos podrían ser la reencarnación, ir al “cielo”, hacerse uno con la naturaleza. Aunque también existen creencias que al respecto consideran que la muerte implica necesariamente dejar de existir, lo cual significaría el aniquilamiento total del individuo. Quizá la razón del por qué esta última sea la costumbre menos difundida tendría que ver con el hecho de que justamente lo más temido por el ser humano (y en realidad por todos los organismos) es el aniquilamiento.

Probablemente sin importar mucho la creencia del individuo con respecto a su muerte y a lo que pase después de ésta, es la fantasía de aniquilamiento lo que produce en casi todos los seres humanos una angustia importante frente al hecho irremediable del futuro catastrófico: la muerte.

Sin importar esto, por ahora, para todos lo esencial es trascender, ya sea a través de sus obras (edificios, libros, música, pensamientos.), a través de la transmisión de sus genes, valores, creencias, expectativas, teniendo hijos. Incluso trascender a través de morir, pues por paradójico que resulte un motivo por el cual morir y dar la vida implica necesariamente un sentido a la existencia del individuo, o quizá a través de ir a acompañar a Dios. La meta sería entonces trascender y dejar algo en el mundo que hable del individuo después del individuo, es decir, el objetivo es no morir del todo, porque la aniquilación total, la muerte es la peor afrenta al narcisismo del individuo. Y es que tememos aquello que no podemos controlar. A pesar de sus posibles semejanzas en lo relativo al estado pasivo e inconsciente entre el sueño y la muerte, del sueño no tememos, porque sabemos que regresamos, pero de la muerte no se sabe nada.

En el mundo existen diversas corrientes ideológicas que derivan en patrones culturales de pensamiento sobre determinados fenómenos y sin duda es la muerte uno de aquellos de los cuales siempre se delimitan socialmente un perfil de comportamiento ante éste. Así, todo lo que pensamos sobre la muerte, en realidad refiere necesariamente a nuestra concepción de la vida, en primer lugar porque no sabemos nada de la muerte y en segundo lugar porque todo lo que podemos ver sobre la muerte, lo vemos desde la vida.
“Murallas y puertas componen una casa, pero sólo en el vacío entre ellas encontramos su condición de habitación.”

En el mundo occidental, desde Aristóteles e incluso antes, se ha concebido al ser humano como un ente de calidad superior frente al resto de los organismos vivientes, de tal suerte que los vegetales y los animales tenían un alma de naturaleza inferior y por lo tanto la muerte de un ser humano se ha de lamentar.
Por tanto morir es algo funesto y triste. El dolor por la muerte es una herencia ontogenética, no sólo por lo que implica perder al objeto amoroso, sino porque reitera que exactamente eso ocurrirá con todos. Todos hemos de morir y estamos educados para sufrir, mientras tanto, la muerte de los demás.
Posiblemente la única forma de no sufrir la pérdida de seres queridos (y por lo tanto parte de nosotros) sería eliminar los vínculos sociales y afectivos que nos unen a todos, pero escindir refiere directamente a un estado de ciencia ficción o a un estado absolutamente psicótico.
Evidentemente la mejor opción, lo más sano, es integrar la vida y la muerte como parte de una misma entidad, ya que la escisión de estos fenómenos antagónicos entre sí pero subsecuentes también, genera un hueco existencial en el mejor de los casos.

El vació existencial es el centro mismo y el corazón del cambio, por lo que hay que conocer esos espacios en blanco, contactar con ellos y aprender a entrar y salir de los mismos. Esto puede ser comprometedor, ya que representan, como se ha visto, “lo desconocido, la amenaza sin nombre, la fuente de la angustia y del miedo a la desintegración. Son la nada, el no-ser, la muerte” (Fritz, 1978, p. 103) o simplemente un caos lleno de posibilidades.

Todo es un ciclo, una Gestalt, todo lo que nace tiene que morir, es la ley eterna de la vida; diariamente miles de nuestras células mueren, por lo cual, la muerte no es algo que esté fuera de nosotros mismos, es un estado que nos pertenece ya que empezamos a morir desde el momento en el que nacemos y al no aceptar esto, estamos luchando contra nuestro origen y destino los cuales no hay manera de poder evitar. Entonces si la muerte no llega al final de la vida, sino que es parte de cada uno de nosotros, debemos aprender y prepararnos para morir, en vez de luchar contra el destino.

Para integrar nuestro ciclo vital y mortal es necesario aprender a conocernos, aprender a responsabilizarse de todos nuestros actos, enfrentar nuestra vida aquí y ahora. La vida es el instante conformado por el aquí y el ahora, un momento entre dos nadas; el origen y el fin. La muerte es nuestro destino el instante entre lo que sabemos y lo que no sabemos, no obstante, asumirlo con paz, significa que no tenemos cuentas pendientes y que cada momento y cada lugar tuvo su tiempo y su espacio y que ahora que el camino llegó a su fin estamos listos para dejar de ser, dejar de estar, dejar de existir…
…Ser o no ser, estar o no estar, esta no debería ser la cuestión, sino, ser y luego dejar de ser, estar y luego dejar de estar… dejar de existir…

Bibliografía

Apuntes, Análisis, Discusiones y Exposiciones de las clases del Doctorado en Filosofía Gestalt de la Universidad Gestalt de América.
Perls, F. (1978). Esto es Gestalt. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Tratamiento psicológico del Síndrome de Abstinencia



El síndrome de abstinencia se define como " el grupo de signos y síntomas que parecen en el individuo como

consecuencia de la supresión o reducción del consumo de una droga y que son característicos
de cada tipo de droga”. Si es originado por insuficiente aporte de droga se denomina
abstinencia por supresión, y si aparece por la acción de un antagonista se denomina
abstinencia precipitada.
Se describen los siguientes tipos:

1.Síndrome de abstinencia agudo: conjunto de signos y síntomas orgánicos y psíquicos que
aparecen inmediatamente después de interrumpir el consumo de una sustancia psicoactiva de
la que un sujeto es dependiente, en nuestro caso el alcohol.

2. Síndrome de abstinencia tardío: puede describirse como un conjunto de disregulaciones
del sistema nervioso neurovegetativo y de las funciones psíquicas básicas, que persisten
durante un largo período de tiempo, meses o años, después de conseguir la abstinencia. Este
cuadro causa múltiples trastornos físicos y psíquicos al paciente, le dificulta enormemente el
desarrollo de una vida saludable y autónoma, y contribuye a precipitar los procesos de recaída
en los hábitos tóxicos.

3. Síndrome de abstinencia condicionado: consiste en la aparición de sintomatología típica
de un síndrome de abstinencia agudo en un individuo, que ya no consume alcohol, al ser reexpuesto a
los estímulos ambientales que fueron condicionados, a través de un proceso de aprendizaje, al
consumo de esta substancia. El síndrome de abstinencia condicionado
suele crear un gran desconcierto en el paciente, provocandole cuadros de gran ansiedad y
miedo que pueden precipitar un nuevo consumo tóxico como forma de evitar la situación
displacentera en que se encuentra.


El síndrome de abstinencia si es leve no necesita tratamiento, se pasa en un periodo de más o menos 24 horas, pero por el contrario si es grave con delirium y otros síntomas se encestia una terapia tanto farmacológica como psicológica. En esta entrada trataré sólo el tratamiento psicológico, pues el tratamiento con fármacos se tratará más adelante.
En cuanto a la terapia psicosocial hay diferentes tipos que explicaré a continuación:


1.- Tratamientos comportamentales.
Este tipo de terapia cree que el consumo alcohólico se basa en una conducta aprendida, con una serie de causas que motivaron su inicio y una serie de consecuencias que perpetúan su consumo.
Esta conducta hay que modificarla, actuando sobre el individuo que es el principal objetivo de la terapia, debiendo apoyarse en todo momento en evitar situaciones o lugares de consumo y con la complicidad de familiares o amigos que le apoyen en su tarea.
Desgraciadamente se asume que aunque se consiguen recuperaciones rápidas, el peligro de recaídas es grande, por lo que al paciente se le entrena en varias técnicas como, relajación, manejo de situaciones sociales y programas de entrenamiento de conductas asertivas, para que no vuelva a reincidir en la ingestión.

2.- Psicoterapia grupal.
Muchas veces el apoyo de otras personas nos motiva y aumenta nuestra fuerza para conseguir alcanzar unos determinados objetivos, en esto se basa este tipo de psicoterapia. Así aumentamos nuestras relaciones interpersonales, nos motivamos y observamos los posibles defectos que tenemos.
Los temas que se tratan en el grupo y que se consideran de importancia terapéutica son:
  • Toda información sobre aspectos de la enfermedad.
  • Conseguir desarrollar sentimientos de esperanza.
  • Observar que le pasa a más gente, con lo que disminuyen los sentimientos de culpa o de angustia.
  • Reforzamiento de la autoimagen.
  • Aprendizaje de nuevas habilidades sociales y de experiencias de cohesión.

3.- Psicoterapia familiar o de pareja
Asume que el paciente es reflejo del ambiente familiar, y que los problemas familiares actúan cono inductores del problema alcohólico. Se tratará de actuar sobre el individuo y sobre su familia reorganizando su sistema de actuaciones.

Drogas Sus Efectos Fisicos y Psicologicos en La Salud ANEXO



Drogas Sus Efectos Fisicos y Psicologicos en La Salud

Abuso de Sustancias Nocivas y Sus Consecuencias



Abuso de Sustancias Nocivas y Sus Consecuencias

Efectos Psicologicos Del Cannabis



Efectos Psicologicos Del Cannabis

Consecuencias Psicologicas y Sociales Del Cannabis y Otras Drogas ilícitas Consumidas Por Jovenes

Consecuencias Psicologicas y Sociales Del Cannabis y Otras Drogas ilícitas Consumidas Por Jovenes

domingo, 23 de septiembre de 2012

Atencion Psicologica a Personas Victimas de Terrorismo

Atencion Psicologica a Personas Victimas de Terrorismo

TRASTORNOS PSICOLOGICOS EN LOS ADOLESCENTES. UNA VISIÓN GENERAL

TRASTORNOS PSICOLOGICOS EN LOS ADOLESCENTES. UNA VISIÓN GENERAL

QUÉ ES EL TESTAMENTO VITAL

QUÉ ES EL TESTAMENTO VITAL

Analisis de Las Actitudes Ante La Muerte y El Enfermo Al Final de La Vida

Analisis de Las Actitudes Ante La Muerte y El Enfermo Al Final de La Vida

Significado Siologico de La Vida y Muerte en Adolescentes

Significado Siologico de La Vida y Muerte en Adolescentes

Ansiedad y Actitudes Ante La Muerte

Ansiedad y Actitudes Ante La Muerte

Actitudes psicológicas ante la muerte y el duelo una revision conceptual

Actitudes psicológicas ante la muerte y el duelo una revision conceptual

Tipos de drogas según sus efectos




Narcóticos
La palabra narcótico es un vocablo griego que significa "cosa capaz de adormecer y sedar". A pesar de que esta palabra se usa con frecuencia para referirse a todo tipo de drogas psicoactivas, es decir, aquellas que actúan sobre el psiquismo del individuo, el campo de los narcóticos se pueden dividir en la actualidad en varios grupos, que son los siguientes:



  • Opio, opiáceos y sucedáneos sintéticos.
  • Neurolépticos o tranquilizantes mayores.
  • Ansiolíticos o tranquilizantes menores.
  • Somníferos o barbitúricos.
  • Grandes narcóticos o anestésicos generales.

Se trata de drogas con composiciones y orígenes distintos, que tienen en común su efecto en el organismo, aunque éste se manifieste en manera y en grado diferentes.
Pero el elemento fundamental que las une consiste en que todos los narcóticos causan adicción física. Es adictivo aquel fármaco que, administrado en dosis suficientes durante un período de tiempo relativamente largo, induce un cambio metabólico. Cuando deja de administrarse desencadena una serie de reacciones conocidas como "síndrome de abstinencia".

Neurolépticos o tranquilizantes mayores
Se trata de sustancias utilizadas para tratar la depresión, las manías y las psicosis, y muchas de ellas se venden sin prescripción médica en la mayoría de farmacias. Entre éstas se encuentran las fenotiazinas, el haloperidol y la reserpina.
Conocidos como neurolépticos (del griego neuro, "nervio", y lepto, atar, producen un estado de indiferencia emocional, sin alterar la percepción ni las funciones intelectuales.
Sumamente tóxicos, poseen efectos secundarios tales como parkinsonismo, destrucción de células de la sangre, arritmia cardíaca, anemia, obstrucción hepática, vértigos, retención urinaria, estreñimiento, irregularidad menstrual, atrofia testicular, congestión nasal, bruscos ataques de parálisis muscular, síndromes malignos como hipertermia y muerte inesperada.

Ansiolíticos o tranquilizantes meno
Habitualmente usados para tratar las neurosis, la etimología de su nombre, ansiolíticos, significa "liquidador de la ansiedad". En el mercado español se comercializan con distintos nombres.
Según estadísticas farmacológicas actuales, estas drogas constituyen la mitad de todos los psicofármacos consumidos en el mundo, a pesar de que producen un síndrome de abstinencia muy grave.
En dosis mayores funcionan como hipnóticos o inductores del sueño; también algunos se usan como relajantes musculares.
Producen letargia, estupor y coma, con relativa facilidad. En caso de adicción pueden inducir a la aparición de alteraciones hemáticas.
Al abandonar su consumo pueden aparecer episodios depresivos, desasosiego o insomnio, que suelen ser muy duraderos.

Somníferos o barbitúricos
Estas sustancias se popularizaron cuando en Estados Unidos aparecieron las primeras leyes que prohibían el alcohol, el opio y la morfina. Su uso puede provocar lesiones en el hígado o en los riñones, producir erupciones cutáneas, dolores articulares, neuralgias, hipotensión, estreñimiento y tendencia al colapso circulatorio.
La intoxicación aguda puede llegar a provocar la muerte, que sobreviene por lesión del cerebro debida a la falta de oxígeno y a otras complicaciones derivadas de la depresión respiratoria.
La dependencia física se genera entre las cuatro y las seis semanas. Con frecuencia, el síndrome de abstinencia suscita cuadros de delirium tremens.

Grandes narcóticos
Existen varias sustancias usadas en anestesia general que merecen estar incluidas en este grupo por su capacidad de producir sopor o estupefacción, mayor que la de cualquier estupefaciente en sentido estricto. En dosis leves produce una primera fase de excitación cordial, como el alcohol, y luego sedación y sopor.
También generan tolerancia y, en consecuencia, adicción, pudiendo ocasionar intoxicaciones agudas, e incluso la muerte.

El fentanil, dentro del grupo de los grandes narcóticos, posee cuarenta veces más potencia que la heroína y es el más usado actualmente en las intervenciones quirúrgicas, debido a su bajo índice de toxicidad para el corazón y para el sistema nervioso
Opio y sus derivados
Con el nombre popular de adormidera o amapola se conoce el fruto del cual se obtiene el opio y sus derivados. Es un polvo de color tostado. Se extrae de los granos que contiene el fruto y entre sus usos medicinales se encuentran la supresión del dolor, el control de los espasmos y el uso como antitusígeno.

Además, existen referencias con una antigüedad cercana a los ocho siglos del uso medicinal del opio que hacían persas, egipcios, babilonios, árabes y griegos. Los asiáticos descubrieron sus posibilidades estimulantes y placenteras y comenzaron a utilizarlo con ese fin. Entre sus derivados se encuentran la morfina, la heroína, la metadona y la codeína. Todos ellos pueden brindar extraordinarios beneficios terapéuticos si son recetados y controlados por un médico, pero el uso descontrolado produce efectos devastadores.
El cultivo de la flor del opio se origina en el sudeste asiático (Birmania, Tailandia, Camboya y Laos). En los últimos años se ha extendido a otros países, como Colombia, para asegurar el suministro constante a los grandes centros de consumo.
Los opiáceos se presentan como polvo para fumar o solución inyectable. Este narcótico produce un estado de euforia y ensoñación; una sensación de éxtasis que se acorta rápidamente a causa de la tolerancia. Al poco tiempo de uso, los adictos experimentan síntomas de abstinencia entre una y otra toma, que se caracterizan por presentar un cuadro pseudo-gripal en el curso de las primeras 12 horas: estornudos, sudoración, lagrimeo, bostezos y dolores musculares.
Luego de 36 horas de abstinencia los síntomas se intensifican. Aparecen escalofríos, sofocos, insomnio, diarrea, incremento del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea. Si no se repite la toma, los síntomas declinan en los diez días subsiguientes. En cambio si se prolonga su uso, se inicia el camino de la dependencia sin atenuantes, cuyos efectos físicos son:
  • Epidermis enrojecida.
  • Pupilas contraídas.
  • Náuseas.
  • Decaimiento de la función respiratoria.
  • Pérdida de reflejos.
  • Falta de respuesta a los estímulos.
  • Hipotensión.
  • Desaceleración cardíaca.
  • Convulsiones.
  • Riesgo de muerte.
Los efectos psicológicos son similares a los de otros estimulantes:
  • Euforia.
  • Energía.
  • Placer.
  • Vigor sexual.
Pero en cuanto decae la acción de la droga, aparece la angustia, la depresión, el abatimiento y la desazón.
El opio produce adicción, tolerancia y dependencia física y psíquica. La intensidad del síndrome de abstinencia, y su gravedad, depende de varios factores: tipo de droga, tiempo de uso, personalidad del consumidor, etcétera. Los primeros síntomas comienzan a parecer ocho horas después de la última dosis con lagrimeo, sudoración, bostezos y sueño agitado.

A continuación los síntomas se agudizan gradualmente y aparecen: irritabilidad, insomnio, pérdida del apetito, debilidad y depresión. Le sigue un cuadro gastrointestinal severo con náuseas y vómitos, dolores, cólicos y diarreas, lo cual provoca una deshidratación importante. Le siguen flashes de frío y calor, contracturas musculares y dolores óseos en la espalda, los brazos y las piernas.
Este período intenso dura alrededor de diez días aunque existe un efecto residual más largo que provoca alteraciones en la conducta que inducen a una recaída.
Alucinógenas
Las drogas conocidas como alucinógenos son fármacos que provocan alteraciones psíquicas que afectan a la percepción. La palabra "alucinógeno" hace referencia a una distorsión en la percepción de visiones, audiciones y una generación de sensaciones irreales. La alucinación es un síntoma grave de la psicosis de la mente y su aparición distorsiona el conocimiento y la voluntad.
Los Alucinógenos se consideran productos psicodélicos que inhiben los mecanismos de defensa del yo, y facilitan la distribución de la sensibilidad así como la aparición de imágenes desconcertantes.


LSD (ácido lisérgico)
El LSD es una sustancia semisintética, derivado del ergot, extracto éste del cornezuelo del centeno, usado en medicina al final de la Edad Media. También fue muy utilizado en obstetricia para evitar hemorragias puerperales y promover la contracción del útero. En un principio fue utilizado con fines terapéuticos en alcohólicos, cancerosos y otros enfermos terminales para ayudarles a superar el trance. Posteriormente fue abandonada la práctica al comprobarse los resultados adversos, tales como suicidios a causa de las engañosas imágenes y terroríficas visualizaciones. También se comprobó que podía desencadenar esquizofrenia y deterioros mentales variados.

Descubierto en 1938, se considera al ácido lisérgico como el alucinógeno más poderoso, aunque no el más nocivo. Como fenómenos físicos hay que citar la midriasis, temblores, e hiperreflexia, también pueden aparecer náuseas, palidez, sudoración, taquicardia y lipotimia. Los fenómenos psíquicos se caracterizan en lo referente al estado de ánimo por fluctuaciones del humor, variando entre distintas displacenteras, euforia expansiva tales como verborrea y risa irrefrenable. La exaltación mística es tal que algunos autores denominan esta drogas como místicomiméticos.
A la experiencia con esta droga le llaman "un viaje", el cual puede tener una duración hasta de 12 horas. Pero muchas veces éste resulta ser una pesadilla. Algunos usuarios experimentan pensamientos y visiones aterradoras que crean en ellos tal pánico que muchos han saltado al vacío provocando su propia muerte para huir de estas sensaciones que identifican como un peligro real.

Éxtasis o Mdma

La metilendioximetanfetamina (MDMA), normalmente conocida como "éxtasis", "ectasi" o "X-TC", es una droga sintética sicoactiva con propiedades alucinógenas de gran potencial emotivo y perturbador psicológico, con propiedades similares a las anfetaminas. Su estructura química (3-4 metilendioximetanfetamina) se asemeja a la estructura de la metilendioxianfetamina (MDA) y de la metanfetamina, otros tipos de drogas sintéticas causantes de daños cerebrales. Durante los años sesenta se utilizó con fines terapéuticos dado que según determinados sectores de la psiquiatría ayudaba a la comunicación y al tratamiento de neurosis fóbicas.

Surgió entonces la polémica médico - legal, atribuyendo a su consumo repercusiones en la delincuencia, por lo que finalmente fue ilegalizado. El éxtasis produce efectos síquicos de gran potencial perturbador. Inicialmente el sujeto experimenta sensaciones de confianza y excitación, a las que sigue un estado de hiperactividad e incremento en los pensamientos morbosos. Los efectos del estimulante se diluyen provocando trastornos sicólogos, como confusión, problemas con el sueño (pesadillas, insomnio), deseo incontenible de consumir nuevamente drogas, depresión, ansiedad grave y paranoia. Estos efectos han sido reportados incluso luego de varias semanas del consumo. También se han informado casos graves de psicosis.
Entre los síntomas físicos pueden citarse: anorexia, tensión y trastornos musculares similares a los presentes en la enfermedad de Parkinson, bruxismo, náuseas, visión borrosa, desmayos, escalofríos y sudoración excesiva (este último signo es característico durante la intoxicación).
El aumento de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, crea riesgos de trastornos circulatorios o cardíacos. Informes forenses indican que en personas con deficiencias cardiorespiratorias puede producir muerte súbita. Esta droga drena el cerebro de una importante substancia química conocida como serotonin, lo cual ocasiona cambios en el estado de ánimo, en las funciones sexuales y la sensibilidad al dolor.

Metanfetamina
La persona que usa "Ice" piensa que la droga le proporciona energía instantánea. La realidad es que la droga acelera el sistema nervioso, haciendo que el cuerpo utilice la energía acumulada. Al no descansar lo suficiente y dejar de alimentarse-por la pérdida del apetito-el "Ice" causa daño permanente a la salud.
Los efectos que causa al cuerpo varían de acuerdo a la cantidad de droga utilizada. Entre los síntomas observados se encuentran los siguientes: lesión nasal cuando la droga es inhalada; sequedad y picor en la piel; acné; irritación o inflamación; aceleración de la respiración y la presión arterial; lesiones del hígado, pulmones y riñones; extenuación cuando se acaban los efectos de la droga (necesidad de dormir por varios días); movimientos bruscos e incontrolados de la cara, cuello, brazos y manos; pérdida del apetito; depresión aguda cuando desaparecen los efectos de la droga.

Mda
La MDA, el fármaco de origen de la MDMA, es una droga similar a la anfetamina que también ha sido objeto de abuso, presentando efectos psico-físicos similares a los de la MDMA. Las investigaciones han mostrado que la MDA destruye las neuronas productoras de serotonina, que regulan directamente la agresión, el estado de ánimo, la actividad sexual, el sueño y la sensibilidad al dolor. Es probable que esta acción sobre el sistema productor de serotonina sea el origen de las propiedades síquicas. La MDMA también guarda relación en su estructura y sus efectos con la metanfetamina, la cual ha demostrado ser causante de la degeneración de las neuronas que contienen la sustancia neurotransmisora dopamina. Recientes descubrimientos hechos mediante varios sistemas de diagnóstico por imágenes indican una relación directa de medios-causa-consecuencia entre MDA y MDMA-dopamina-esquizofrenia.

En experimentos de laboratorio, una sola exposición a la MDA en dosis elevadas o el uso prolongado en dosis bajas destruye hasta un 50% de las células cerebrales. Aunque este daño tal vez no sea aparente de inmediato, con el envejecimiento o la exposición a otros agentes tóxicos pueden aparecer síntomas de la enfermedad de Parkinson con el tiempo. Estos comienzan con falta de coordinación y temblores, y a la larga pueden causar una forma de parálisis.

Cannabis sativa - Hachis - Marihuana
El cannabis sativa es un arbusto silvestre que crece en zonas templadas y tropicales, pudiendo llegar una altura de seis metros, extrayéndose de su resina el hachís.

Su componente psicoactivo más relevante es el delta–9-tetrahidrocannabinol (delta-9-THC), conteniendo la planta más de sesenta componentes relacionados. Se consume preferentemente fumada, aunque pueden realizarse infusiones, con efectos distintos. Un cigarrillo de marihuana puede llegar a contener 150 mg. de THC, y llegar hasta el doble si contiene aceite de hachís, lo cual según algunos autores puede llevar al síndrome de abstinencia si se consume entre 10 y 20 días.
La tolerancia está acreditada, siendo cruzada cuando se consume conjuntamente con opiáceos y alcohol. Respecto a la dependencia, se considera primordialmente psíquica. Los síntomas característicos de la intoxicación son: ansiedad, irritabilidad, temblores, insomnios, muy similares a los de las benzodiacepinas.
Puede presentarse en distintas modalidades de consumo, sea en hojas que se fuman directamente, en resina del arbusto o en aceite desprendido de éste último. El color de la hoja va del verde amarillento al marrón oscuro según el lugar de procedencia. De la modalidad en que se presente la droga dependerá su denominación: "marihuana" es el nombre de las hojas del cáñamo desmenuzadas, que después de secarse y ser tratadas pueden fumarse (también es conocida como "hierba", "marijuana", mariguana", "mota", "mafú", "pasto", "maría", "monte", "moy", "café", "chocolate", etc.; en inglés se la conoce como: "pot", "herb", "grass", "weed", "Mary Jane", "reefer", "skunk", "boom", "gangster", "kif", "ganja", etc.); su efecto es aproximadamente cinco veces menor que el del hachís. El nombre hachís (también conocido como "hashis") deriva de los terribles asesinos (hashiscins) árabes, que combatieran en las cruzadas entre los años 1090 y 1256.
El hachís se obtiene de la inflorescencia del cáñamo hembra, sustancia resinosa que se presenta en forma de láminas compactas con un característico olor. La marihuana es la forma más frecuente, conteniendo de 0,3 a 3 % de delta THC; la concentración de THC llega al 10 % en el hachís, siendo su efecto diverso según factores como la velocidad con la que se fuma, la duración de la inhalación, cantidad inhalada, tiempo que el consumidor retiene la respiración después de inhalar y el estado anímico del sujeto. El consumo oral, tanto de marihuana como de hachís, implica efectos psicológicos similares a los expresados en la forma fumada pero de mayor intensidad y duración y con efectos nocivos potenciados.
La constancia escrita más antigua sobre su consumo data de la época del Emperador chino SHEN NUNG en el 1237 a.C. También fue conocido por los asirios y griegos del siglo V a.C. En la India hay constancia de su utilización desde hace más de 2.000 años, con finalidad de tipo místico en muchas ocasiones. Hay descripciones en el Antiguo Testamento sobre la sustancia, aunque de forma vaga y no comprobada. Hay casi absoluta certeza de su consumo por los griegos según unánimes referencias doctrinales, así como por los romanos, siendo los árabes los que la comercializaron en su área de influencia. Posiblemente las tropas de Napoleón la extendieron por Europa, en el siglo XIX.
Los árabes utilizaron la droga como calmante de enfermedades mentales. Terapéuticamente se aconsejó para tratamientos de insomnio y como sedante para el dolor. También se prescribió para terapias de patologías nerviosas, así como para el tratamiento de la tos, temblores en parálisis compulsivas, espasmos de vejiga e impotencia sexual que no provenga de enfermedad orgánica. Así mismo se recomendó como afrodisiaco, antineurálgico, tranquilizante para maníaco-depresivo, antihistérico, tónico cerebral, remedio para el vómito nervioso, epilepsia y enfermedades nerviosas.
Estas recomendaciones fueron posteriormente desaconsejadas unánimemente por la medicina, estando en la actualidad en estudio sólo la legalización de un fármaco derivado de esta sustancia para mitigar los dolores en enfermos cancerosos. Este empleo terapéutico ha creado profundas polémicas. En la actualidad, existe acuerdo científico en que la marihuana no puede considerarse medicamento en ninguna de las formas en que es consumida por los adictos. Al tratar su posible uso como medicamento, se distingue entre la marihuana y el THC puro y otros químicos específicos derivados del cánnabis. La marihuana pura contiene cientos de químicos, algunos de ellos sumamente dañinos a la salud. El THC en forma de píldora para consumo oral (no se fuma) podría utilizarse en el tratamiento de los efectos colaterales (nauseas y el vómito) en algunos tratamientos contra el cáncer. Otro químico relacionado con el THC (nabilone) ha sido autorizado por la "Food and Drug Administration" de Estados Unidos para el tratamiento de los enfermos de cáncer que sufren náuseas. En su forma oral, el THC también se usa en enfermos de SIDA, porque les ayuda a comer mejor y mantener su peso. Los científicos estudian la posibilidad de que el THC y otros químicos relacionados con la marihuana tengan ciertos valores medicinales. Algunos piensan que estos químicos se podrían usar en el tratamiento del dolor severo, pero es necesario tener más evidencia antes de usarlos para el tratamiento de problemas médicos.
Durante los años sesenta comienza el consumo casi masivo de esta sustancia así como de otras alucinógenas como el LSD, peyote, etc. En el mundo de la música y luego entre la burguesía intelectual norteamericana cundió la moda de fumar marihuana y hachís, extendiéndose a Europa Occidental.
El cánnabis fue un signo más del movimiento contracultural pretendiendo una nueva ideología, dentro de la burguesía, basada en el pacifismo, el orientalismo, el amor libre y la vida en la naturaleza. Al principio el consumo afectó a estudiantes y clases altas y medias, para después extenderse por todos los estratos sociales, consumiéndose junto con alcohol y comenzando a crear problemas sanitarios. A pesar de ser una sustancia ilegal, su consumo continúa en aumento. Está probada la relación entre el consumo de esta droga y otras como alcohol, LSD, cocaína, anfetaminas y opiáceos, habiéndose probado su función en la escalada a drogas más peligrosas.
Las modalidades de marihuana disponibles a los jóvenes son más potentes que las que existían en la década del '60. Ello se debe a que los laboratorios clandestinos de los traficantes han conseguido realizar cambios a nivel genético en el cánnabis mediante sofisticados métodos de biotecnología, resultando en una mayor concentración de THC. La potencia de la droga se mide de acuerdo a la cantidad promedio de THC que se encuentra en las muestras de marihuana que confiscan las agencias policíacas.

La marihuana común contiene un promedio de 3 % de THC, pudiendo alcanzar el 5,5 %. La resina tiene desde 7.5 %, llegando hasta 24 %. El hachís (resina gomosa de las flores de las plantas hembras) tiene un promedio de 3.6 %, pero puede llegar a tener hasta 28 %. El aceite de hachís, un líquido resinoso y espeso que se destila del hachís, tiene un promedio de 16 % de THC, pero puede llegar a tener hasta 43 %.


El THC afecta a las células del cerebro encargadas de la memoria. Eso hace que la persona tenga dificultad en recordar eventos recientes (como lo que sucedió hace algunos minutos), y hace difícil que pueda aprender mientras se encuentra bajo la influencia de la droga. Para que una persona pueda aprender y desempeñar tareas que requieren de más de dos pasos, es necesario que tenga una capacidad normal de memoria a corto plazo. Estudios recientes demuestran que la marihuana crea disfunciones mentales y disminución de la capacidad intelectual en las personas que la fuman mucho y por muchos años. En un grupo de fumadores crónicos en Costa Rica, se encontró que los sujetos tenían mucha dificultad en recordar una corta lista de palabras (que es una prueba básica de memoria). Las personas en el estudio también tuvieron gran dificultad en prestar atención a las pruebas que se les presentaron.

Es posible que la marihuana destruya las células de ciertas regiones especializadas del cerebro. Los científicos han observado que cuando se dieron altas dosis de THC a las ratas de laboratorio, presentaron pérdida de células cerebrales similares a las que se encuentran entre los animales ancianos. Los cerebros de ratas de entre 11 y 12 meses de edad (aproximadamente la mitad de sus vidas) tenían las características los de animales ya viejos.
Existen serias preocupaciones por sus efectos a largo plazo sobre la salud. Por ejemplo, un grupo de científicos de California examinó el estado de salud de 450 fumadores cotidianos (diarios) de marihuana (que no fumaban tabaco). En comparación con otras personas no fumadoras, estas personas tenían más ausencias de trabajo por enfermedad y más visitas médicas por problemas respiratorios y otras enfermedades. Los resultados indican que el uso regular de la marihuana o del THC son factores que provocan cáncer y problemas en los sistemas respiratorio, inmunológico y reproductivo.

5. Estimulantes
Tradicionalmente usados para combatir la fatiga, el hambre y el desánimo, los estimulantes provocan una mayor resistencia física transitoria gracias a la activación directa del sistema nervioso central.
Estimulantes vegetales
El café, el té, el mate, la cola, el cacao, el betel y la coca son plantas que crecen en muchas partes del mundo. A pesar de que algunas de estas plantas suelen consumirse repetidas veces al día durante buena parte de la vida, son sustancias tóxicas que poseen efectos secundarios.

Los efectos de la intoxicación crónica se pueden observar en los catadores de té. Tanto los catadores británicos como los hindúes padecen cirrosis, agitación, angustia, temblores, insomnio, náuseas y vómito.
El cacao era consumido por los aztecas debido a su contenido de cafeína y de teobromina. Sin embargo, los chocolates actuales no suelen contener estos alcaloides.

El consumo abusivo de café puede causar hipertensión y gastritis, sin contar con que también contiene alquitranes cancerígenos.
Aunque los estimulantes vegetales son considerados inocuos, conviene moderar su consumo ya que se trata de sustancias tóxicas susceptibles de producir efectos secundarios nocivos.

Coca
La coca, hoja del arbusto indígena americano «Erythroxylon coca», pertenece al grupo de los estimulantes. Su consumo es ancestral en ciertas partes de Latinoamérica, donde es una práctica habitual mascar las hojas, siendo una gran mayoría de los consumidores de las zonas donde se cultiva. Su efecto sobre el sistema nervioso central es menor que los de la cocaína, dado que para extraer un gramo de esta sustancia se necesitan 160 hojas de coca. La coca es consumida mascándola con algún polvo alcalino como cenizas de vegetales o cal. También es fumada tanto sola como mezclada con tabaco y marihuana. La masticación de coca fue objeto de estudio por determinados facultativos, como CHOPRA (1958), comprobando síntomas de abstinencia, depresión, fatiga, toxicidad y alucinaciones, seguidos por NEGRETE (1967), BRUCK (1968) quienes recogían lesiones cerebrales también en masticadores que la consumían frecuentemente.


Estimulantes químicos
La cocaína


En los casos de intoxicación aguda, sus efectos, que consisten en la hiperestimulación, el aumento de la presión sanguínea y la aceleración del ritmo cardíaco, seguidos de una subestimulación, con parálisis muscular y dificultades respiratorias, puede terminar en un colapso cardiocirculatorio.

La pasta base de la coca mezclada con bicarbonato sódico es conocida con el nombre de crack, que es mucho más tóxico que el clorhidrato de cocaína. Aunque no se dispone todavía de estudios sobre su uso, efectos secundarios y contraindicaciones, se sabe que existen numerosas víctimas mortales por sobredosis de esta sustancia.
La cocaína es un alcaloide contenido en las hojas del arbusto «Erythroxylon coca» siendo químicamente un derivado de la latropina.

Es un estimulante cerebral extremadamente potente, de efectos similares a las anfetaminas. Además, es un enérgico vasoconstrictor y anestésico local, siendo absorbido por las mucosas nasales cuando se la aspira, se metaboliza en el hígado y se elimina por la orina. Fue usada inicialmente para el tratamiento de trastornos respiratorios y depresivos. Por su efecto analgésico, se usó en intervenciones quirúrgicas. Posteriormente se empleó con fines militares por su efecto vigorizante y el componente de agresividad que otorga. A comienzos del Siglo XX comienza a consumirse por aspiración nasal. En esta época, eran prácticamente desconocidos sus efectos perjudiciales por lo que estaba presente en las fórmulas de bebidas, jarabe contra la tos, lociones capilares, y hasta cigarrillos.
En 1909 existían en EE.UU. más de 70 bebidas registradas con componentes de cocaína, lo que incrementó la producción en los países donde se cultivaba coca, fundamentalmente Perú. Los estudios del uso de cocaína comenzaron, con FREUD, al que siguieron HEMMOND (1887) y BOSE (1902), los cuales encontraron sintomatología aguda y crónica en el consumo. Recientemente, en la década de 1980, los experimentos sobre patrones de consumo y cantidades certificaron sus efectos sobre la adrenalina, muy relacionada con la agresividad. En las dos últimas décadas hubo un enorme incremento en la cantidad de personas adictas a la cocaína, resaltándose como dato significativo la adicción simultánea a otras sustancias. Las consecuencias de su consumo son complejas, involucrando daños de muy diversa índole: cerebrales, sociales, familiares, medioambientales, etc.
La cocaína estimula el sistema nervioso central, actuando directamente sobre el cerebro. Sus efectos fisiológicos inmediatos son: sudoración, aumento en la potencia muscular, midriasis, incremento de actividad cardíaca y presión sanguínea, dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, convulsiones, aumento en el ritmo respiratorio y de la temperatura corporal. Estos síntomas pueden provocar la muerte por paro cardíaco o fallas respiratorias. Además se presentan irritaciones y úlceras en la mucosa nasal. Comúnmente causa congestión nasal, que puede presentarse o no con secreción liquida. El uso por vía inyectable expone al adicto a infecciones de SIDA, hepatitis B y C, y otras enfermedades infectocontagiosas.
La infección con el HIV puede producirse por la transmisión directa de virus al compartir agujas y otros dispositivos contaminados. Además, puede producirse indirectamente por transmisión prenatal a un niño cuya madre está infectada con el HIV. El uso y abuso de drogas ilícitas, incluyendo el crack y la cocaína, se han convertido en el principal factor de riesgo de contagio con el virus HIV. Sumado a ello, la hepatitis C se está difundiendo rápidamente entre los adictos que se inyectan; el índice de infección varía entre el 65 y el 90 por ciento en este grupo de personas, de acuerdo al país. Hasta hoy, no se ha descubierto una vacuna contra el virus de la hepatitis C, y el único tratamiento disponible es caro, muchas veces infructuoso, y con serios efectos colaterales.
La cocaína es una droga extremadamente adictiva, cuyos efectos se perciben en un lapso de 10 segundos y duran alrededor de 20 minutos. Actúa directamente sobre los centros cerebrales encargados de las sensaciones del placer. Dada su alta capacidad de producir daños y hasta destrucción celular, las sensaciones que eran placenteras en sujetos recién iniciados se convierten en efectos desagradables como agitación, llanto, irritabilidad, alucinaciones visuales auditivas y táctiles, delirio paranoide, amnesia, confusión, fobias o terror desmedido, ansiedad, estupor, depresión grave y tendencias suicidas.
Los efectos psíquicos reconocidos por la mayoría de los autores y recogidos en publicaciones recientes incluyen euforia, inestabilidad, aumento de la comunicación verbal y de la seguridad en uno mismo, inquietud, anorexia, insomnio e hipomanía. El adicto experimenta pérdida de interés e imposibilidad de sentir placer ante la falta de la sustancia. Así, la cocaína se convierte en el único objetivo y motivo en la vida del adicto, desplazando todo tipo de sentimientos. La relación con los fenómenos criminales son expresamente citados por los autores, asociándose su consumo a la predisposición al delito.
La cocaína es consumida por muy variados tipos de sujetos y motivos. Existe un patrón de consumo recreativo, al estilo del alcohol, presentando una ingesta controlada de la sustancia: es el caso de quienes ingieren la droga ocasionalmente cuando se les ofrece. Se diferencian radicalmente de adictos habituales, quienes desarrollan tolerancia y necesitan de mayores dosis para alcanzar iguales resultados. A esta situación puede llegarse por causas diversas pero siempre relacionadas con factores sociales y ambientales determinantes. La adicción a la cocaína posee condicionantes que la desencadenan, que pueden ser el reforzamiento de una personalidad insegura, que recibe un apoyo en el estímulo del tóxico.
En lugar de tratar este déficit patológico con antidepresivos o fármacos estabilizadores del estado de ánimo se recurre a una vía aparentemente rápida. Dado que los efectos de la cocaína sobrepasan su punto álgido a los treinta minutos, el individuo precisa varias dosis durante el día para alcanzar cierta estabilidad emocional y evitar el efecto disfórico que la propia droga ocasiona luego de varias horas desde la ingesta.

Cocaína y desarrollo embrio-fetal
El uso de cocaína es altamente susceptible de producir daños irreparables en recién nacidos, cuyas madres mantuvieron su adicción durante el embarazo. Esto último hizo que algunos Estados de los Estados Unidos de América obliguen a las adictas embarazadas a realizarse tratamientos forzosos con privación de libertad mientras dura el embarazo. Aún se desconoce la total extensión de los efectos de la exposición prenatal a la cocaína, pero los estudios científicos indican que estos bebés nacen prematuramente e insuficientemente desarrollados: con menor peso, diámetro craneal inferior y menor longitud. La determinación exacta de las consecuencias para el recién nacido es compleja, y varía de acuerdo a la droga que fue consumida por la madre. Sumado a ello, se sabe estadísticamente que las madres adictas a la cocaína abusan de otra u otras sustancias.

El cuadro se complica al considerar la cantidad y variedad de drogas consumidas, la falta de cuidados prenatales, el status socioeconómico, la exposición a enfermedades infectocontagiosas, otros problemas de salud, pobre alimentación, y muchos otros factores que intervienen directamente sobre la salud del feto y el recién nacido. Se ha descubierto que la exposición a la cocaína durante el desarrollo fetal puede provocar retrasos y otras deficiencias mentales, como así también imposibilidad de mantener la atención y la concentración por períodos de tiempo mínimos como para permitir el aprendizaje. A pesar de la gravedad de las lesiones y trastornos sufridos por estos niños, las modernas técnicas de tratamiento permiten una recuperación significativa. De cualquier forma, es un hecho que estos datos y avances son sólo paliativos, y no pueden tomarse como 100% eficaces.
La cocaína estimula el sistema nervioso central. Sus efectos inmediatos incluyen:
  • dilatación de las pupilas
  • aumento de la presión sanguínea,
  • del ritmo cardiaco y respiratorio
  • aumento en la temperatura del cuerpo
  • Su uso ocasional puede producir...
  • congestión o drenaje de la nariz
  • ulceración de la membrana mucosa de la nariz
  • La inyección de cocaína con equipo contaminado puede producir SIDA, hepatitis y otras enfermedades.
El uso crónico de esta droga causa los siguientes síntomas en el organismo en adición a los efectos arriba mencionados:
  • dolor abdominal
  • nauseas
  • vómitos
  • respiración irregular
  • convulsiones
  • paro cardiaco
La mezcla de cocaína con heroína, conocida como "speedball", puede causar la muerte.
La cocaína es una de las drogas más adictivas que hay, ya que su efecto, aunque fuerte, es de corta duración. El Crack es extremadamente adictivo.


Crack
También denominado "cocaína del pobre", acarrea un grave riesgo social y sanitario, por la dependencia que provoca y los efectos nocivos que ocasiona en el organismo. Se obtiene de la maceración de hojas de coca con kerosene y compuestos sulfurados, que lavada posteriormente con ciertos elementos volátiles, se convierte en el clorhidrato de cocaína. La denominada base es un tóxico de mayor potencial nocivo que la cocaína, posee impurezas que impiden su administración endovenosa. Se ingiere por inhalación, lo que conlleva lesiones en la mucosa nasal y en el aparato digestivo. También se consume fumada en cigarrillos o pipas diseñadas al efecto.
La intoxicación por esta sustancia implica cuadros delirantes seguidos de procesos depresivos intensos. Sus consecuencias nocivas sobre el organismo son equiparables a las de las anfetaminas administradas por vía endovenosa, desestructurando la personalidad, y colocándola en una adicción compulsiva. Las lesiones orgánicas son evidentes e irreversibles. Usualmente, los adictos crónicos o aquellos que llevan varios meses con ingestas de relevante cantidad y de forma continuada, sufren patologías mentales graves y crónicas como demencia o paranoia. Las lesiones en el cerebro son irreversibles.


Las anfetaminas
Fueron sintetizadas por primera vez entre la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX. Los primeros experimentos clínicos se iniciaron hacia 1930, y desde 1935 se comercializó con gran difusión en el Reino Unido, Francia y Alemania. Durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizada indiscriminadamente por todos los bandos, dado el carácter euforizante que contiene la sustancia y la agresividad otorga.
Las anfetaminas fueron utilizadas como estimulantes, luego en forma de inhalaciones para el tratamiento de catarros y congestiones nasales, más tarde como píldoras contra el mareo y para disminuir el apetito en el tratamiento de la obesidad y, finalmente, como antidepresivos.

Presentan una elevada tolerancia, que produce habituación y necesidad de dosis progresivamente más elevadas.
El consumo de este excitante está ampliamente extendido y distribuido por todas las clase sociales. A diferencia de lo que sucede con la cocaína que la consumen preferentemente los sectores medios y altos, las anfetaminas son consumidas tanto por ejecutivos que pretenden sobreexcitación como por amas de casa que buscan un anoréxico para sus dietas o por estudiantes que preparan exámenes. Al incidir en el sistema ortosimpático causan hipertensión, taquicardia, hiperglucemia, midriasis, vasodilatación periférica, hiperpnea, hiporexia, etc. El estado de ánimo del adicto oscila entre la distrofia y la hipomanía, así como ansiedad, insomnio, cefalea, temblores y vértigo. Pueden aparecer cuadros depresivos y síndromes paranoides anfetamínicos.

A dosis normales, sus efectos varían de acuerdo al individuo y las condiciones de ingesta. Pueden producir efectos placenteros, hiperactividad y sensación desbordante de energía, pero también causan temblor, ansiedad irritabilidad, ira inmotivada y repentina y trastornos amnésicos e incoherentes. En la última fase se describen depresión, cuadros paranoides y delirios paranoides, alucinaciones y trastornos de conducta. El consumo de anfetaminas puede conducir a actuaciones agresivas, al igual que los barbitúricos y el alcohol, por su gran efecto euforizante, unido a un descontrol en los instintos inhibitorios.
Tales situaciones se producen cuando las dosis suministradas, generalmente por vía endovenosa, superan los 2 gr. Está demostrado un mayor potencial en las anfetaminas que en la cocaína, tanto en su punto más álgido como en la duración de los efectos. Reacciones muy graves se producen al consumirlas con barbitúricos en el conocido fenómeno de la pluritoxicomanía. Tomadas en dosis importantes son causantes de confusión, tensión, ansiedad aguda y miedo. También pueden precipitar psicosis paranoide en sujetos no psicóticos. La psicosis anfetamínica desarrollada por el sujeto se asemeja a la psicosis paranoica y a la esquizofrenia paranoica.
El consumo de anfetaminas produce en el cuerpo los siguientes síntomas:
  • acelera el ritmo cardiaco y pulmonar
  • dilata las pupilas
  • reduce el apetito
  • produce sequedad en la boca
  • sudores
  • dolores de cabeza
  • pérdida de visión
  • mareos
  • insomnio
  • ansiedad
  • A largo plazo y/o usadas en dosis elevadas, ocasionan:
  • temblores
  • pérdida de coordinación
  • colapso físico
  • daño a riñones y tejidos
  • depresión
  • malnutrición
  • aumento repentino de presión sanguínea que puede producir la muerte por ataque, fiebre muy alta o insuficiencia cardiaca.
Es adictiva porque el organismo la asimila y crea tolerancia a la droga, lo que ocasiona que el usuario necesite cada vez mayor cantidad para lograr la misma nota estimulante.

Café, té, colas
Son estimulantes del Sistema Nervioso Central , cuya sustancia activa es la cafeína. Los efectos buscados por el consumidor es el aumento de la agudeza mental. Sus efectos a largo plazo pueden ser el agravamiento de problemas orgánicos. No son adictivas físicamente, pero sí psicológicamente.


El consumo de drogas, legales e ilegales, constituye un problema de salud pública muy importante. Los riesgos y daños asociados al consumo varían para cada sustancia.
Además, es necesario tener en cuenta las variables personales como el grado de conocimiento o experiencia del usuario, su motivación, etc. y las propiedades específicas de cada droga así como la influencia de los elementos adulterantes.

Estas consecuencias son muy diversas y pueden subdividirse en:
Sociales
Los adictos a drogas, con frecuencia se ven envueltos en agresiones, desorden público, conflictos raciales, marginación,...
Cuando se comienza a necesitar más a las drogas que a las otras personas pueden arruinarse o destruirse las relaciones íntimas y perderse las amistades. Se puede dejar de participar en el mundo, abandonar metas y planes, dejar de crecer como persona, no intentar resolver constructivamente los problemas y recurrir a más drogas como "solución".
El abuso de las drogas puede también perjudicar a otros, por ejemplo: el dinero con que son pagadas las drogas puede privar a la familia de satisfacciones vitales como comida o ropa. El discutir los problemas y situaciones de la adicción puede generar conflictos familiares. Las reacciones violentas a las drogas pueden llevar al usuario a cometer asaltos e incluso asesinatos. Si una mujer embarazada toma drogas sin control médico puede ocasionar malformaciones genéticas en el nuevo ser que está en gestión.


Legales
Abusar de las drogas es contra la ley. Los ofensores (tanto los que experimentan como los que se dedican al consumo de drogas) corren el riesgo de tener que pagar multas y/o ser encarcelados. Un arresto puede significar vergüenza, interrupción de los planes de vida, antecedentes penales. Ciertas drogas pueden desencadenar una violencia incontrolable y conducir al usuario a crímenes que son severamente punibles por la ley.


Económicas
Dado el ingente volumen de dinero que mueve el mercado de las drogas y el narcotráfico, tanto los consumidores como los países contraen importantes deudas; se crean bandas organizadas; se produce desestabilización económica nacional, etc. El uso continuo de drogas puede ser muy caro, ya que sus costos se elevan a cientos y, en ocasiones, a miles de dólares por año. Para sostener su hábito muchos usuarios recurren al crimen.

Prevención del abuso de drogas

La prevención del abuso de drogas significa tomar una actitud positiva para oponerse al abuso de drogas, de modo que nunca se convertirá en un problema. Para eso se requiere:

  • Entender el por qué del abuso de las drogas.
  • Animar el desarrollo de las cualidades individuales que llevan a la satisfacción personal.
  • Identificar las condiciones bajo las cuales haya más probabilidad de que comience el abuso de drogas.
  • Apoyar el esfuerzo continuo de comunicación entre padres, niños del mismo grupo, la comunidad y las escuelas.
  • Crear alternativas que ayuden a satisfacer las necesidades de las personas.
  • Comprometerse a ayudar permanentemente porque no basta asistir a una conferencia de vez en cuando.
  • Para ayudar a prevenir el abuso de las drogas hay que animar el desarrollo de las cualidades positivas, esto es: ayudar a gente joven a desarrollar actitudes, valores y comportamiento que conduzcan a la fortaleza interna, la satisfacción y el alcance de metas. Entre las cualidades importantes se encuentran:
  • El amor propio, los que se estiman a si mismos y creen en sus propias habilidades tienen menos riesgo de abusar de las drogas.
  • El asistir a la escuela con confianza, el frecuentar cursos pueden ser una experiencia placentera para los que se desempeñan bien. Hay que animar a los estudiantes a que desarrollen hábitos de estudio que lleven al éxito en las aulas y a tener confianza en ellos mismos.
  • Responsabilidad, los que acostumbran a tomar decisiones desarrollan un mayor sentido de responsabilidad y aprender a tomar decisiones prudentes acerca de muchas cosas, incluyendo el abusar de las drogas.
  • Ambición, los que quieren alcanzar el éxito con frecuencia rechazan las drogas porque se dan cuenta que ellas pueden interponerse a sus metas.
  • El bastarse a uno mismo, cuando las personas aprenden a entretenerse ellas solas y a satisfacer su propia curiosidad, quedan mejor preparadas para actuar independientemente.
  • Simpatía, la sociabilidad puede ayudar a las personas a hacer amistades y a mantenerlas. Los que experimentan la aprobación social corren menos riesgo de abusar de las drogas para ganarse la aprobación de sus iguales.
  • Optimismo, las personas alegres, que se interesan en la vida y que esperan las cosas buenas que la vida trae, pueden corren menos riesgo de abusar de las drogas.
  • Asiduidad, el establecer metas razonables y el esforzarse por alcanzarlas puede dar satisfacción personal y evitar el aburrimiento.
Educar es prevenir
No hay una fórmula mágica para derrotar el auge de las drogas en nuestro país y en el mundo. La prevención es la medida más efectiva que podemos tomar como padres y representantes responsables. Esta prevención exige un trabajo duro y constante que permita desarrollar en nuestros hijos y representados sus capacidades y destrezas para defenderse de las drogas. Para lograrlo, debemos seguir pasos muy concretos.

  • Sembrar en nuestra familia los valores de responsabilidad, disciplina, solidaridad y compromiso social.
  • Respetar al joven y al niño como individuos capaces de opinar, decidir y participar en la vida familiar y escolar.
  • Orientar al joven y al niño sobre el uso de su tiempo libre.
  • Educar al joven y al niño para que se estimen y se respeten a sí mismos.
  • Enseñar con el ejemplo propio.
  • Conversar frecuentemente con niños y jóvenes sobre este tema.
  • Hablar sobre los mensajes que transmiten los medios de comunicación.
  • Compartir actividades para estrechar los lazos familiares.
  • Relacionarse con los amigos de los hijos para conocer sus intereses y los lugares que frecuentan.
  • Comunicarse con los hijos, alumnos y jóvenes para discutir las dificultades que puedan surgir en su entorno.
  • Asumir posiciones claras y firmes al hablar de las drogas.
La responsabilidad en el núcleo familiar
Muchos padres responsabilizan a "las malas compañías" de conducir a sus hijos por el camino, pero la realidad es que a veces, la familia, sin darse cuenta, puede propiciar en el niño o el joven, el uso de drogas por varias razones:

  • Ausencia física de los padres u otros miembros de la familia.
  • Falta de apoyo emocional.
  • No establecer normas y límites.
  • No construir auténticas relaciones de afecto y limitarse a dar alimento, objetos y dinero.
  • Sobreproteger a los hijos, ignorar sus capacidades y no permitir su independencia.
  • Exceso de autoridad, que se manifiesta en frecuentes maltratos y castigos.
  • Permanente clima de discusión, tensión e incomunicación.
  • Despreocupación total por satisfacer las necesidades básicas de alimento, vestido, educación, recreación y afecto, creyendo que cuanto más trabajo pasen nuestros hijos, más aprenderán.
  • Poseer antecedentes familiares de consumo de drogas.
  • Predicar conductas que no se practican.
Ayuda al adicto
Dejar el hábito de la droga sin ayuda externa puede resultar peligroso (debido a los síntomas de abandono) y difícil (debido a la necesidad psicológica).
Puede obtenerse ayuda y/o información a través de muchas agencias, dependencias y personas privadas y públicas. Por ejemplo:

  • Centros y clínicas de tratamiento de drogadicción, que se especializan en tratar a personas con problemas de drogas.
  • Hospitales que tratan a pacientes internados o externos.
  • Centros de salud mental y de orientación, que pueden tratar a personas con problemas de drogas analizando los problemas subyacentes.
  • Agencias de salud pública y de servicio social, pueden proporcionar consejos prácticos, derivar profesionales, etc.
  • Residencias intermedias, que brindan tratamientos en residencias para personas con problemas de Drogas.
  • Centros de desintoxicación, que se ocupan específicamente de los problemas de alcoholismo y otros relacionados a éste.
Todos los anteriores nos ofrecen diversos programas de tratamientos. Cada persona, de acuerdo a su caso, puede recibir uno o más clases de tratamiento, incluyendo:
  • Supervisión médica, para ayudar con los síntomas de abandono de la droga (como vómito, temblores, calambres, depresión severa, etc.)
  • Mantenimiento de la metadona, para los adictos a la heroína. Ésta bloquea la necesidad física de la heroína y deja que la persona vuelva a tener un estilo de vida más normal.
  • Orientación, psicoterápia, grupos de encuentro, etc. brindan un apoyo moral y contribuyen a tratar las causas de abuso de drogas.
  • Rehabilitación, incluyendo orientación vocacional puede ayudar a la persona a retomar una vida comunitaria más productiva.
  • Empleo de drogas, para eliminar los efectos de los narcóticos.
  • Comunidades terapéuticas, ayudan las personas que abusan de las drogas a mantenerse alejados de ellas y superar los problemas.
Tratamientos para adictos

En los programas de tratamiento se utilizan varios métodos para ayudar al paciente a encarar las ansias por la droga y, tal vez, a evitar una recaída. La investigación muestran que la adicción es tratable. El tratamiento que se ajusta a las necesidades individuales permite al paciente aprender a controlar su condición y vivir una vida relativamente normal.
El tratamiento puede tener un efecto profundo no solo sobre las personas que abusan de las drogas, sino también sobre toda la sociedad, al mejorar significativamente el funcionamiento social y sicológico, disminuir la delincuencia y la violencia relacionadas con las drogas. También puede aminorar espectacularmente los costos del abuso de droga para la sociedad.


Las fases básicas del tratamiento
El tratamiento se puede resumir en términos de un proceso dinámico secuencial o como un programa sistemático de tres fases relacionadas: .


Aceptar la impotencia de las drogas.
La primera meta del tratamiento, una vez pasada la desintoxicación y el proceso de evaluación diagnóstica, es ayudar al paciente a admitir y aceptar que es impotente ante las drogas que alteran el estado de ánimo. En esta fase se le ayuda a aceptar el hecho que su vida se ha vuelto incontrolable (ingobernable) a causa de la adicción.


Reconocer la necesidad de cambio
La segunda meta del tratamiento es ayudar al paciente a reconocer que es crucial para su sobrevivencia cambiar su conducta. En este momento crítico, el equipo profesional necesita transmitir al paciente la convicción de que el tiene la capacidad para hacer cambios. Otro aspecto importante es ayudar al paciente a ver y entender que la estructura del programa, la rutina básica para llevarlo a cabo, es el vehículo para posteriormente lograr los cambios. El período de internamiento es de tratamiento, la recuperación se logrará después, poniendo en práctica lo que se aprendió en el programa. Se introduce al paciente al grupo de autoayuda (Narcóticos Anónimos [NA]) como una herramienta esencial para poder realizar el trabajo de su recuperación.


Planear para actuar
La tercera meta del tratamiento es ayudar al paciente a actuar, tomar decisiones y cambiar las conductas que necesitan ser cambiadas. La meta es apoyar al paciente a empezar a visualizar que podrá y necesitará realizar cambios en su estilo de vida.


Tráfico de drogas
Delito consistente en facilitar o promocionar el consumo ilícito ajeno de determinadas sustancias estupefacientes y adictivas que atentan contra la salud pública con fines lucrativos, aunque esta definición puede variar según las distintas legislaciones penales de cada Estado.
Con el nombre de droga se designa en sentido genérico a toda sustancia mineral, vegetal o animal que se utiliza en la industria o en la medicina y que posee efectos estimulantes, depresores o narcóticos o, como establece la Organización Mundial de la Salud (OMS), a cualquier sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o varias de sus funciones. A efectos penales, el concepto de droga (a pesar de las diferentes formas de actuación en el organismo) engloba también las sustancias estupefacientes y psicotrópicas, naturales o sintéticas, cuyo consumo reiterado provoca la dependencia física u orgánica, así como el deseo irrefrenable de seguir consumiéndolas en mayores dosis a fin de evitar el síndrome de abstinencia.

Por tráfico de drogas se entiende no sólo cualquier acto aislado de transmisión del producto estupefaciente, sino también el transporte e incluso toda tenencia que, aun no implicando transmisión, suponga una cantidad que exceda de forma considerable las necesidades del propio consumo, ya que entonces se entiende que la tenencia tiene como finalidad promover, favorecer o facilitar el consumo ilícito (entendiéndose como ilícito todo consumo ajeno). En algunas legislaciones se considera delito solamente el tráfico, pero no la tenencia de drogas en cantidades reducidas a las necesidades personales del consumidor, mientras que otras tipifican como conductas delictivas tanto el tráfico como la tenencia. Unas y otras legislaciones han de integrarse en los convenios internacionales y, en concreto, en la Convención de las Naciones Unidas sobre el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, suscrito el 20 de diciembre de 1988 en Viena.
Venezuela no es un país productor de drogas, pero su condición socioeconómica y su situación geográfica, lo hacen un territorio clave en el actual mercado latinoamericano de las drogas.

Legitimación de Capitales
Es el proceso mediante el cual las organizaciones criminales logran darle apariencia de legalidad a todos aquellos capitales y bienes provenientes de la actividad ilícita, logrando a través de dicho proceso el ocultamiento del origen ilícito de los referidos capitales y bienes.

7. Conclusión
Las drogas son agentes naturales o químicos que afectan las funciones y la estructura del cuerpo de los seres vivientes. Cambian la manera de actuar, pensar o sentir de quienes las consumen. Los tipos más comúnmente utilizados son:
La drogadicción es en realidad un fenómeno muy antiguo que en nuestros días se ha manifestado intensa y masivamente. Se observa en todas las edades y en todos lo grupos socioeconómicos; pero, según hemos visto el abuso de los fármacos perjudica enormemente la economía y la salud de los adictos, orillándolos a cometer delitos por la necesidad de obtener la sustancia a la que es adicto, ya sea robando o vendiendo la droga o induciendo a otros que no la han probado.


8. Bibliografía y Fuentes Consultadas
Alianza para una Venezuela sin Drogas. Tomado del URL:

Comité Nacional contra el Consumo Ílicito de Drogas CONACUID.
Tomado del URL : www.conacuid.com

Trabajo a cargo de
Arturo Cuevas
Neyla Rodríguez
Almir Peraza
Raúl Pérez
Alberto Valdivieso